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jueves, 10 de noviembre de 2005

Lo siento

Te amé, lo siento.
Se fueron los besos sinceros,
Los abrazos apasionados,
Las miradas, los “te quiero”...
Y lo siento.

Te miro, te sonrío,
Lo intento...
Pero se fueron los anhelos,
De verte, de acariciarte,
De sentir tu cuerpo.

Me siento a tu lado,
Ha llegado el momento,
Se me atascan las palabras,
Se me tuercen los cimientos.

Si te miro, si te siento...
Pero debo decirlo,
Y me derrumbo por dentro.
El daño que nos hago,
El dolor que va creciendo...

La decisión está tomada
Vendrá el arrepentimiento.
No lo dudo, y lo siento,
Pero me han abandonado
La fuerza, la ilusión
Y otros tantos sentimientos...

Te miro, me miras
“Lo siento..."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y no queda ni un rescoldo?
A veces
en una hoguera apagada
descubres una pequeña brasa
aún encendida.
Y soplas con cuidado,
poniendo todo el empeño,
y la brasa se aviva,
y atizas la hoguera,
y vas añadiendo ramas,
y, al final,
tienes de nuevo un buen fuego
para las noches de invierno.

A veces merece la pena rebuscar entre las cenizas.

Alfredito dijo...

El rescoldo, la brasa que se reaviva existen, pero a veces llueve o pasa tanto tiempo que las cenizas son aventadas y solo queda una manchita gris donde hubo fuego. Duele, sí, pero vale la pena soportar el dolor cuando ya no queda nada. Habrá otras llamas.
Besitos

Elena Martín dijo...

Hubo brasas...pero las lágrimas las apagaron...A veces no se puede hacer nada para evitar que se consuman, cuando ya soplamos demasiado...

Ella dijo...

No pida perdón. No hay nada que perdonar.

Y lo sabe.