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martes, 15 de noviembre de 2005

No me dejes

"No, no me dejes.
Si abro los ojos y no estás...los cerraré para siempre.
No quiero ver nada que no sea tu sonrisa, o tu mirada aunque esté enfadada y no brille tanto como cuando confiabas en mí...
No te vayas, prometo no hacerlo de nuevo, no volveré a pretender si quiera engañarte...
No me esconderé para que no me encuentres, ni haré que te busco cuando lo único que quiero es no hallarte...
No iré con la mentira preparada al llegar a nuestra casa, no estaré armada con el escudo de excusas cubriendome el pecho cuando entres por la puerta.
Nos hemos mentido, no hemos sido sinceros...
Te he mentido, no he sido sincera...pero no me dejes aquí con las ganas de besarte y que me beses, de amarte, y el deseo de que todo haya sido un mal sueño...con la enorme culpa asfixiandome..."


3 comentarios:

Anónimo dijo...

El peso de la culpa puede llegar a ser insostenible.
Yo le he llevado, aún le llevo.
Pero cada día va pesando un menos.
Es como cargar un saco de piedras que tiene un pequeño agujero. Poco a poco se va vaciando.
Poco a poco se vacia.

Alfredito dijo...

La sensación de culpa te hace escarbar en lo más hondo, te ves revisando todos tus actos, pasas por un cedazo tus palabras... Y luego la impresión de vértigo, de caída libre... Todo se alía en contra. Cuesta superar esas amargas sensaciones. Pero me parece que no hay culpas, hay quizás actuaciones derivadas de otras actuaciones que son como respuestas o escapatorias o huidas... No te culpes, y no tengas miedo. Y si quieres de verdad que no te abandone hazlo todo todo todo. Pero no confundas emociones.
Un besito muy fuerte.

Elena Martín dijo...

Gracias por los comentarios, me ayudan a pensar, a entender... Que no existan culpas que nos impidan confiar en nosotros mismos, que no hagan que confundamos emociones...Un beso ;)