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viernes, 2 de marzo de 2007

vidas ajenas...



Lucía tenía el rostro apagado, que paradójico resultaba, se sentó, con sus tres pequeños hijos a su al rededor, protegiéndola, contó que llevaba mucho sin trabajar, perdería la ayuda que recibía para sus hijos si no encontraba algo, los pequeños miraban sin entender, a ella le costaba explicarse, el idioma como barrera...se marchó con uno de sus hijos en brazos, costaba creer que su débil cuerpo pudiese con el peso de éste, costaba creer que pudiese con su propio peso.

José llegó y se sentó con seguridad, explicó que había trabajado siempre como vendedor ambulante, siempre haciendo llegar a los demás aquello que buscaban, que necesitaban...había tenido que retirarse, vender su furgoneta, porque "los todo a 100" habían acabado con su negocio y el de muchos otros. Tenía cinco hijos y no podía estar más tiempo en paro.

Antonio llegó varios días después, era uno de los cinco hijos de José, no alcanzaba los dieciocho años y tenía que mantener a su mujer, sus dos hijos y ayudar en lo posible a sus padres y sus cuatro hermanos.

Esmeralda había perdido toda esperanza, no trabajaba desde hacía dos años, tenía diecisiete años y un bebé de cuatro meses; Mario consiguió dejar la calle, lo que más temía era tener que volver, la enfermedad le empezaba a consumir; Lourdes rezaba cada día por un milagro, encontrar un trabajo que le permitiese alejarse de su marido y poderse llevar a su hija consigo...

A todos aquellos que no renuncian a la sonrisa
a pesar de que su situación
no les facilite hallar la felicidad.

5 comentarios:

Noa- dijo...

Que bello homenaje.

Hay tantas distintas situaciones que aunque ajenas son cercanas...

Saludos

giovanni dijo...

Sobrevivir, luchar y no perder la esperanza. Y, poder hablar con gente que te escucha.
Saludos

Anónimo dijo...

Cuando no queda nada más abajo, sólo queda subir.
Saludos.

இலை Bohemia இலை dijo...

wow, gracias por hcernos reflexionar con tus escritos...

Besos

Anónimo dijo...

Quizás, la felicidad para ellos era ser escuchados por alguien, al menos alguien, tú. A veces no está en nuestras manos dar lo mucho, pero con poco aliviamos al que no tiene nada...

Un beso