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jueves, 21 de enero de 2010

con la perspectiva patas arriba


Dicen que todo depende del ángulo, de la perspectiva,
a veces, pienso, también depende de la presbicia mental de cada cual.

Aunque pedimos sinceridad, transparencia, honestidad
se nos van las pupilas a otro lado cuando la realidad sacude,
superando con creces, nadie lo duda, la ficción,
cuando los lamentos de otros suenan a alma desgarrada
a oración que cae en saco roto,
a llamada de socorro que se desvanece en otros aires,
no los que respiramos, los inmediatos, sino otros lejanos...

Buscando en lo más profundo de nosotros mismos
resulta que encontramos un paisaje mísero, más que mediocre,
por eso en la bajada a los cimientos tratamos de distraernos
con cualquier estímulo externo,
que venga disfrazado de lo que sea, pero que venga!,
así podemos detener el descenso o la introspección,
que escuece más que cualquier herida abierta
en contacto con la sal.

Lo peor viene cuando queremos buscar por qués
nos damos de bruces una y otra vez con paredes que no son más
que otras realidades aún más duras de asimilar, de asumir,
realidades que nos enfrentan a lo que somos
o peor, a lo que debieramos ser, que eso duele también y mucho.

Así que sigo buscando esa perspectiva que me haga ver las cosas distintas,algo mejores,
tampoco es que espere verlas de color de rosa,

que para eso hacen falta más que propósitos,
hay que visitar farmacias de esas que no tienen
cruces verdes a la entrada.


sigo buscándola aunque sea subjetiva y fugaz...

3 comentarios:

Max Verdié dijo...

Un poeta que conocí decía que la belleza, igual que la sabiduría, acechan en cada brizna de realidad.

Y que sólo tenemos que saber mirar.

Complicado, ¿no?

giovanni dijo...

Es verdad, eso dicen. 'Presbicia'? Lo busco en internet y WordReference lo define así: f. med. Defecto de acomodación por el que la imagen de los objetos cercanos se hace borrosa al proyectarse detrás del cristalino.

Yo diría, somos lo que somos y son pocas las cosas que podemos cambiar, pero sí lo podemos y queremos: adelante!

Ah, me gusta esa imagen de farmacias que no tienen cruces verdes... Podemos ser nuestros propios farmaceutos. Nadie nos puede ayudar mejor que nosotros mismos.

Temo que he sido un poco pedante, pero eso no fue mi propósito.

Un abrazo

Elena Martín dijo...

Max, ojalá fuesemos tan capaces de ver la belleza y la la sabiduría y que así la realidad no fuese a veces tan insoportable.
Givanni, no has sonado nada pedante :) (tampoco entiendo por qué piensas que los has sido) y aunque así fuese estarías disculpado, al menos por mi parte.

Besos a ambos y gracias por seguir visitando este lugar.